Traicionó a Gallardo y despreció al club, ahora el fútbol le pega dónde más duele

El Club Atlético River Plate ha funcionado históricamente como cuna de crack y como vidriera para jóvenes promesas, o incluso algunos jugadores que ya vienen con cierto recorrido pero buscan dar el gran salto al fútbol de Europa. Así es como, en los últimos años, varias figuras de la talla de Nicolás De La Cruz, Lucas Alario, Rafael Santos Borré o Carlos Sánchez, por nombrar algunos, fueron potenciados de la mano de Marcelo Gallardo y lograron dar el salto a equipos importantes.

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Pero lo cierto es que no todos aquellos futbolistas que han pasado por las manos del Muñeco fueron agradecidos con el DT ni con el club y algunos se marcharon por la puerta chica del barrio de Núñez aún cuando lograron brilla y fueron importantes para las hazañas del Millonario.

Uno de ellos es el caso de Rafael Santos Borré, futbolista que llegó en 2017 desde Atlético de Madrid, donde no jugaba, y Marcelo Gallardo logró potenciarlo para convertirlo en uno de los delanteros más importantes de su ciclo en River Plate, al punto que llegó a convertir 56 goles en 149 partidos vistiendo el Manto Sagrado. Pero, cuando llegó nuevamente una oportunidad de emigrar a Europa, el colombiano no dudó en dejar de lado a River y marcharse.

Para colmo, en los últimos mercados de pases se lo vinculó nuevamente a Rafa con un regreso al club donde supo conquistar América pero decidió despreciar al Millonario eligiendo el poderío económico del fútbol de Brasil para vestir la camiseta de Inter de Porto Alegre. No obstante, todo tiene su vuelta y ahora el colombiano recibió su merecido muy recientemente.

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El karma le devolvió su merecido a Rafael Borré

El delantero colombiano participó en el debut por la Copa Sudamericana con la camiseta Inter de Porto Alegre ante Belgrano de Córdoba y en el comienzo del partido tuvo una inmejorable oportunidad para romper el cero al quedar solo frente al arco sin resistencia, tras una mala salida de Ignacio Chicco. Sin embargo, Borré tuvo un mal cálculo y el balón no le quedó cómodo, malogrando la chance, y, para colmo, el partido terminó igualado sin goles...