Por Jorge Perez
Jugar en un club tan grande como River Plate no es un privilegio que todos tienen. Es por eso que aquellos futbolistas que tienen la oportunidad de vestir la camiseta más grande del fútbol argentino tienen que estar más que agradecidos con lo que están viviendo. Pero algunos no se dan cuenta de eso.
Uno de los casos más recientes es el de Fabrizio Angileri, lateral izquierdo que le compramos a Godoy Cruz. En sus primeros meses le costó muchísimo adaptarse al equipo y a pesar de que los hinchas lo criticaban por sus bajos rendimientos, nuestro ex entrenador decidió bancarlo porque sabía que podía llegar a rendir.
Y así fue, el Turco encontró su mejor versión, se convirtió en pieza clave del equipo y se terminó haciendo la estrella. Prefirió el dinero a seguir alcanzando la gloria con nuestro club, no quiso renovar su contrato y se terminó yendo en condición de jugador libre luego de haber sido colgado por los dirigentes. Pero el karma le terminó llegando.
El defensor que firmó hace unos meses con el Getafe de España y que soñaba con jugar en la Selección Argentina, no supo adaptarse al fútbol europeo, su nivel es malo desde hace meses y ahora perdió continuidad en su equipo que está peleando el descenso en la liga española. Además, piden su salida por jugar mal.
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