A 109 años de la primera victoria “Superclásica” de River Plate

Es el partido que siempre queremos ganar, el primero que buscamos cuando se dan a conocer las fechas de los partidos del campeonato local y el que nos hace vibrar al máximo. No hay hincha de River Plate en todo el mundo que no espere con ansias el enfrentar a Boca Juniors. Claro está que desde lo acontecido en Madrid en 2018 ya nada volvió a ser lo mismo, pero sigue siendo el partido que más nos gusta ver.

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Si bien existen registros antes del 24 de agosto de 1913 de partidos entre River y Boca, esa fecha marca el comienzo de la era de los superclásicos oficiales, que se transformaría en la tradición más importante del fútbol argentino. El primer partido tuvo lugar en la cancha de Racing Club, y encontró al xeneize -recién ascendido por decreto- recibiendo al Millonario (vale mencionar que en aquél entonces ninguno de estos equipos llevaba todavía estos apodos).

River Plate “tu grato nombre” salió a la cancha con la hermosa camiseta tricolor con bandas rojas, negras y blancas en vertical, que hasta 1931 fue el manto sagrado elegido por la institución. Mientras que Boca jugó enteramente de azul oscuro. El partido terminó con una victoria por 2-1 para los visitantes, con goles de Cándido García y Antonio Ameal Pereyra por parte de River, y Marcos Mayer por el lado de Boca.

La victoria riverplatense despertó el interés de propios y ajenos que comenzaron a ver en este tipo de partido una rivalidad especial. Esto se acrecentó debido a que los primeros cinco años River Plate acabó siendo el único victorioso, recién en 1918 y tras siete cruces entre sí, Boca pudo ganar por la mínima diferencia.

Los antecedentes que pasaron desapercibidos

Hubo dos partidos “no oficiales” entre River y Boca pero que pasaron inadvertidos para la mayoría de la gente, dado que los diarios no se hicieron eco de ello como sí lo harían muchos años más tarde. El primer encuentro fue en 1908 y terminó siendo victoria para el xeneize, mientras que el segundo partido informal se dio en 1912 y tuvo como victorioso al conjunto de Núñez luego que los jugadores boquenses abandonaran la cancha enojados con el árbitro, dando así inicio a una tradición que todavía hoy mantienen.